Los buenos deseos son como las ondas del agua, crean una vibración que

estimula y anima a todos a sentirnos más activos y receptivos, da igual que la disposición se produzca por una fiesta religiosa o civil, es indiferente a quien se achaque el festejo o la alegría, siempre favorece, se multiplica y alcanza un eco repetido de uno en otro. Pero… todo lo positivo tiene su parte negativa por que en la naturaleza y en la vida todo está equilibrado, así cuando en realidad sonreímos mientras por dentro nos sentimos violentos e irritados, la vibración interior daña, primero a nosotros mismos, luego a los demás que las reciben y aun sin percatarse de ello las multiplican y las devuelven al ambiente creando una cadena.

Es por esto que en los lugares que hay niños felices , o corazones generosos ,donde las risas y la alegría no están contaminadas, se alegran los corazones de los mayores o de los que tal vez tengan penas y nostalgias que los niños aun desconocen de multiplica el eco de la alegría . Bien se que se ha degenerado los festejos de invierno de forma desproporcionada auspiciado por las iglesias cristianas , pero no olvidemos que es una oportunidad más de recuperar la visión de los niños , recuperar aquellos ojos que veían estrellas sin contaminación lumínica , aquellos oídos que escuchaban crecer la hierba , aquellos sueños en los que se oían pisadas de camellos que representaba no tanto la clásica figura de la Adoración de Belén , sino lo lejano l lo extraño , lo fantástico , lo exótico y desconocido